Todos vivían dentro de su propia esfera. En un principio, estas esferas eran chicas y obscuras. Con el tiempo, hubo quienes a pesar de la incomodidad de la falta de espacio, y de no poder ver por la falta de luz, comenzaron a sentirse cómodos viviendo así, ya que sentían que tenían pleno control y conocimiento de todo lo que los rodeaba. Sin embargo, hubo quienes se hicieron la pregunta de qué había más allá. Estos comenzaron a quitar pedazos de la esfera que los rodeaba, y con cada pedazo veían que su espacio se incrementaba y un poco de luz se asomaba, pero la esfera sólo crecía y crecía.
Con el tiempo, cada vez se hacía más difícil seguir buscando qué había fuera de la esfera, dado que cada pedazo que se quitaba, sólo dejaba ver que varios más se encontraban detrás. Algunos se fueron dando por vencidos y decidieron quedarse con lo que habían logrado. Sin embargo, otros siguen buscando encontrar que existe mas allá de la esfera que los rodea.
Este cuento representa mi visión del conocimiento. En esta analogía, me veo encerrado dentro de una esfera; todo a mi alrededor son preguntas; conforme voy eliminando estas preguntas con respuestas, veo que el espacio a mi alrededor crece, y la luz que logra entrar a través de esos pequeños bloques que voy eliminando me deja ver un poco mejor mi alrededor. Sin embargo, esa esfera que me encierra no desaparece, sino que al contrario, cada vez se hace más grande; con más preguntas por resolver.
No hay más que recordar la frase más conocida de uno de los más grandes filósofos que ha existido: "Yo sólo sé que no sé nada", usada por Sócrates para defenderse de sus acusadores.
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